El placer de la victoria 🏀


El placer de la victoria.
En este post hablaré del básquet; un deporte, para mí, impredeciblemente placentero. Hace 128 años aproximadamente, un profesor de educación física inventó este deporte en un instituto de Springfield inmortalizando una frase que dice:
"He inventado este juego para que todos los jóvenes deportistas puedan dedicarle toda su fuerza física y moral [...] Y también para facilitar las relaciones humanas" 
Y pues le doy la razón. Este deporte universal y ecuménico une y saca a relucir nuestros más entrañables fuerzas que tenemos dentro.

Todo comenzó en un paseo o rutina de cardio nocturna con mis amigos de la universidad y nuestros canes hace aproximadamente un año. Siempre lo ví como un deporte o juego donde puedo quemar calorías mediante el sudor, crecer unos centímetros más y de paso bajar de peso, pero desde que las victorias son satisfactorias y las derrotas; bajones de ego, el básquet se ha convertido (y creo que también el de mis amigos) en mí deporte favorito.

Gerardo, Kervin, Rafael, Mario, Omar y yo fuimos los pioneros en consolidar un equipo que poco a poco se ha ido mejorando con la práctica, pasando de un simple método para pasarla bien entre amigos a un hobby apasionante. Después se nos juntaron más personas como mi hermano, amigos de la universidad, los amigos de mi hermano, etc.
Cuando comenzamos en esto veíamos "equipos inalcanzables" para ganar. En la plataforma deportiva donde jugamos llegan, de vez en cuando, personas que han jugado en ligas regionales, han concursado en eventos nacionales y hasta podría decir que algunos son profesionales. Hemos aprendido con cada uno de ellos y me refiero a las derrotas. Hasta un equipo de chicas nos dejaron con un score aplastante. Fue deprimente.

Uno de los partidos más memorables e inolvidables que viví con mis amigos y mi hermano fue la remontada que hicimos con un equipo que lo veíamos invencible. Fue glorioso. Íbamos parejo. Cada dedo torcido y cada gota de sudor valieron la pena para ganar ese partido. Nos faltaba un canasta para ganar. Al equipo contrincante le faltaban dos. Aquel partido duró más de lo normal. Con el balón en nuestras manos no encontrábamos más estrategias para penetrar la defensa de las altas murallas de los "buenos". El cansancio se apodera a cada vez más. Fue entonces que mi hermano, al coger el balón de una guacha que nadie supo  de donde salió, hizo el milagroso punto que nos hizo gritar de alegría. Fue hermoso y difícil de creer. Fue una canasta que pasó por las manos de todos y que había estado caprichosa por varios momentos de desesperación, angustia y hambre de victoria. Nos abrazamos, corrimos por toda nuestra área a abrazar a cada protagonista del dichoso punto gritando y riendo de placer. Nunca lo olvidaré. Regresamos a tomar agua a mi casa con la cabeza en alto y el pecho inflado. Lo merecíamos. Desde aquel día acumulábamos más ganas de aprender y ganar; victorias continuas acumulábamos. Desde entonces el básquet ya no era solo diversión o mejora de nuestro estado físico, sino ahora era un deleite de triunfo.

"Lo importante es que estamos juntos"
Ahora quiero ser hincapié (en mí criterio) de las fortalezas y mejoras de los que conforman el equipo de aficionados que somos. Un juego de lanzamiento llamado "Veintiuno" o "Quinela" nos ha hecho crecer progresivamente. El que tiene más victorias ganadas en este juego es, nada más ni nada menos que, Kervin. Comencemos:

Tenemos a Kervin, el amo de las quinelas, es el que mejor recupera el balón, sube y baja toda la cancha y suda la gota gorda (como su apodo ). Tiene una lanzamiento particular y buen cuerpo para defender el área. Su ansias de ganar un partido hace que deje todo en la cancha. Es admirable como pibo; infaltable en el equipo.

Continuamos con Rafael, el que lanza a una distancia lejana. Justo atrás del área contrincante (se le hace difícil penetrar el área). Siempre busca un plan, nunca ataca sin tener un plan y frecuentemente se encarga de organizar la defensa del equipo. Sus lanzamientos no tienen la dichosa parábola de la trayectoria del balón; literalmente son rectos (la mayoría) y hace unos increíbles e inverosímiles canastas que nos dejan impresionados de vez en cuando .

También tenemos a Mario, el de los triples y doble tiempos. Mayormente se ubica arriba para el contraataque. Su mejora ha sido muy radical. Anteriormente sus 'dobles' no tenían éxito. Ahora es bueno, aunque es muy bueno cuando juega en contra de nosotros 藍. También es rápido y muy imposible de marcar. Se ha ganado su puesto en el equipo. Aunque a veces la energía se le acaba cuando está enojado o se aburre .

Omar, el que presiona al rival. Pelea hasta tener el balón en las manos (muy parecido a Christian Zapata, el primo limeño de Kervin). Lo bueno de Omar es que no se cansa fácilmente. Puede bajar y subir todo lo que dure el partido. Su debilidad más grande era la vista, ahora solamente tiene la dificultad de dar buenos pases; pero para eso está Audrey, su hermana menor, una joyita del básquet. Escurridiza y sorprendente hábil para lanzar a la canasta. ¡Los hermanos Barrientos son un solo puño! 珞

Fabián, mi hermano, el que más precisión tiene al lanzar. Aparece en el momento más adecuado y tiene la sutileza y maravilla de lanzar desde cualquier lugar del área, así esté lejos o cerca, hace los puntos con seguridad. ¡Pareciera que lanzara sin medición alguna! 9 de cada 10 lanzamientos son exitosos. Lo admiro y lo envidio 樂.

Diego, el salvaje. No intentes meterte con el o saldrás lastimado jajaja. Diego es rápido y único. No va a jugar mucho pero siempre es bueno tenerlo en nuestro equipo cuando necesitamos una defensa en el área. El igual que Jeremy y Ryo son el as bajo la manga. Deben verlos jugar...

Y Gerardo, el líder. El que dice que no da su 100% nunca  pero parece que da el doble. Tiene una precisión admirable. Marca, roba, penetra y lanza con una seguridad excelente teniendo una precisión 7.5 de 10. Es el motor del equipo al igual que Rafael. Sube y baja. Defiende y ataca. Es imprescindible en el equipo, sin él no estaríamos dónde estamos .

Y por último, pues yo. Yo solo... No sé qué poner de mí  Solo veanme jugar y sabrán. En fin, me alegra tenerlos y saber que crecemos cada día más. Literalmente somos como una familia y así es como le pusimos a nuestro grupo de WhatsApp prevaleciendo una frase, que salió cómicamente en una salida a la Casa Club (piscina), pero que ha sido valorada y seguirá siendo mi insignia: "Lo importante es que estamos juntos" ❤️




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